Sale a la luz el último número de
la “Revista PH”, del Instituto de Patrimonio Histórico. La publicación,
referente indiscutible del entorno cultural de Andalucía, pone a disposición de
quien lo quiera, noticias que recogen la actualidad inmediata del patrimonio
andaluz, o que trabaja con el mismo, como es el caso de algunas instituciones
de América Latina, con el proyecto “Río”.
El contenido sumarial es completado por reportajes de investigación, que buscan
mostrar la realidad y criticarla para su difusión y sanearla, como en el caso
de “Bienes, paisajes e itinerarios. La
bahía de Cádiz. Ínsula entre dos continentes”; y estudios de criterio, como
los referidos al “Estudio estratográfico
de costras y depósitos en templos del casco histórico de Sevilla” o la “Valoración patrimonial en el diseño de
territorios turísticos litorales. La
Cosa del Sol como modelo de estudio”. Junto a los puntos anteriores, la
información de dicha publicación contiene un espacio reservado a proyectos de
interés, analizando la metodología que tienen en el transcurso de su promoción,
y actuaciones de tipo analítico-crítico sobre eventos de interés.Una breve Agenda, y una reseña a
las publicaciones completan sus páginas.
Como elemento de distinción de
este número, quizás se puede dirigir la vista hacia el reportaje de análisis
llevado a cabo por Francisco J. Cornejo, quien desde la Universidad de
Sevilla, se traslada hasta las entrañas mismas de la capital gaditana,
desentrañando el origen de las “figuras móviles corpóreas”. Buscando reforzar
el sentido de su mantenimiento cultural, explica el viaje que han sufrido para
seguir a pie de cañón, entre la pena y la gloria, que en herencia artística,
llevan tatuadas a fuego.
Es “La
Tía Norica ” la madre del cordero, en este
caso. Desde su nacimiento en la Sala Compañía de Cádiz, hacia el año 1815, ha seguido
representando sus funciones satíricas y de educación infantil y moral, a través
de un repertorio de historias bíblicas, como la Batalla del frío, la Anunciación o la
adoración de los pastores y de los Reyes, mejoradas y adaptas para un público
que siempre buscando entretenimiento, buscaba en estos hilados e hilvanados
espectáculos la evasión y el punto de comedia que necesitaban.
Por ello, elemento indispensable
del imaginario colectivo, que incluso se mantuvo en la posguerra, se recoge y
trata con cuidado y esmero, tal y como son tratados, sus bienes, adquiridos por
el Estado y el museo de Cádiz, pero sin
apartar la vista al hecho de que su existencia es dinámica y vivaz, y la meta
va más allá de su conservación, en aras de un esfuerzo con el cual estas
hermanas de sombras chinescas y trucos de magia, no queden sólo de forma
anecdótica grabados en impresos o títulos de películas, como “La vida de las
marionetas” de Ingmar Bergman, para seguir transmitiendo desde su rudimentaria y
eficaz representación, a través de alambres, hilos y peanas.
Francisco J. Cornejo, consigue
introducir en actualidad el desaparecido aliento de todo el arte de las marionetas, para
con ello insuflarle vida mediática, analizando su evolución, su origen difuso
más desconocido; siempre bajo el dramatismo que la
Tía Norica , requiere.
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